Para adorarte en espíritu y DE VERDAD



Pena que después de mucho tiempo tendré que volver a escribir pero con una queja entre las manos. Yo sé también que este tipo de comentario me hará terriblemente impopular. Pero "soy amigo de Sócrates, pero más amigo sy de la verdad".

No es, sin embargo, una simple queja, sino que "el celo de tu casa me consume". No puedo soportar ver tanto descontrol y tanta falta de sentido en lo que veo, sobre todo en referencia a la liturgia, centro de nuestras vidas.

Antes de comenzar, quisiera aclarar en sencillas y no tan doctas ni rebuscadas palabras por qué la liturgia es centro de nuestras vidas y de la Iglesia:
  1. Porque es el sacrificio de Cristo, perpetuado por los siglos, dejado por Él mismo para hacernos partícipes de su vida divina. Eso significa que el sacrificio eucarístico no es un invento humano ni mucho menos, sino que es prefiguración de la liturgia divina, un pregustar de las cosas del cielo -que por eso mismo no tienen mucho que ver con nuestras modas ni gustos mundanos-.

  2. Porque podemos decir -contrario a los protestantes- que Jesucristo realmente está presente en la Eucaristía. Eso significa que si bien el no se preocupa con nuestro porte externo, eso no significa que nosotros no debamos preocuparnos por eso. Yo estoy seguro que el Papa no se preocupará por verme en ropa deportiva o muy corta para recibirme en su despacho, pues sé que es humilde; pero yo sería un total idiota si me presentara así delante de él. ¿Cuánto más delante de Dios?

Considerando estas dos cosas, debo decir que hoy vemos cada vez más un abuso increible de confianza y cercanía a Dios. Ya nadie lo respeta. Esta cuestión de la "religión del corazón" está llegando cada vez más a límites insospechados, y lo vemos directamente en la liturgia. La liturgia no debería solo comprometer al corazón, sino a todo el cuerpo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Pero al ver tanta flojera en el cuidado de la liturgia, en el porte exterior, en las "cosas de arriba", no parece que estemos amándolo con todas nuestras fuerzas.

En la fotografía de arriba: una mujer con los pechos semi afuera, recibiendo la comunión de una ministra de la comunión desde un copón que más bien parece uno de aquellos vazos de aluminio para tomar cerveza en un pueblucho del interior. Nada de solemnidad, nada de cuidado, nada de adoración. ¿Qué está ofreciendo la ministra? ¿Algún tipo de galletita o biscochuelo? ¡No señor! Es el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. A los magnates y principes de este mundo los sientan en los primeros puestos, pero a Cristo se lo recibe en la mano, sin actitud reverente, sin solemnidad; se lo sostiene en cualquier recipiente y lo dá cualquier persona.

Pero para que no crean que soy un tradicionalista agrio. La siguiente fotografía muestra una misa celebrada en Summer Beats (una fiesta gigantesca de DJs católicos organizada en Brasil) donde se ve bastante más cuidado y atención. Me gustó. Y me parece más digno.



Pero volvamos a la primera fotografía. Pregunto ahora: Si Cristo está presente hasta en las partículas de la eucaristía, ¿saben que va a pasar después con las partículas que quedan en la mano de esta mujer? Pues Cristo Eucarístico irá a parar en el lugar donde esta mujer coloque la mano. ¿Y si se cae al suelo? Y nadie lo recogerá hasta que se quede pegado a la suela del zapato de alguien. ¿Y si se lo lleva al cabello con las manos? Y la partícula del cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo quedará ahi hasta que sea barrido con la ducha del baño y vaya a parar al desagüe. Y no estoy exagerando. Gracias a Dios que el pan eucarístico, cuando deja de ser pan -unos minutos despues de mojarse- deja de ser Cuerpo de Cristo. Dios es sabio y eso me consuela.

El Celo por tu casa me consume y no puedo estar tranquilo mientras vea como el pueblo de Dios no descubre la grandeza de su tesoro, la Eucaristía, porque sus propios pastores son flojos e inconsistentes, más preocupados de su fama que de su Señor. Pero hasta aquí con el tema.

Que Dios nos bendiga y no conduzca a su monte santo, para que conociéndolo como és podamos adorarle en espíritu y "de verdad" (error voluntario).

Acerca de mí

Soy Sacerdote, misionero de la Comunidad Misionera de Jesús.


El lema de mi Comunidad y el mío personal es:
Ad omnia semper paratum
(Estar dispuesto siempre y para todo).


Mi mayor deseo es ser luz del mundo: Vos estis lux mundi (Vosotros sois la luz del mundo)


Comunidad Misionera de Jesús
www.CMJesu.org
2009