¡Fuera Corpus Christi!


Como ya nací en la época del pos-concilio, el ambiente eclesiástico que me toco vivir fue el del más absoluto caos eclesiástico. Pero como no conocía otra cosa, no caí nunca en la cuenta de lo que significaba todo lo que veía. Jamás me llamó la atención la ausencia del hábito eclesiástico en los clérigos, ni las músicas rock en las misas, ni las prédicas modernistas y sencibleras, sino que, muy por el contrario, eran cosas que me gustaban y agradaban en grado sumo.

Tampoco me llamaban la atención la casi inexistencia de fiestas religiosas entre semana. Al menos en Paraguay, algunas se conservan pero otras ya fueron trasladadas al domingo. Hoy soy seminarista (a punto de ser Diácono, porque el domingo me ordenan) y caigo en la cuenta del tremendo problema este de sacar las fiestas religiosas de un pueblo. Y es que un pueblo sin fiestas religiosas es un pueblo sin religion, y un pueblo sin religión es un pueblo sin moral. Si bien en Paraguay todavía el pueblo se mantiene muy religioso, al menos en el interior, en la capital ya se respira un aire de agrio laicismo, una especia de movimiento solapado pero insistente para arrinconar la fe simplemente al ámbito privado -y que nadie lo sepa si es posible.

Y así vamos. Si seguimos a este ritmo, dentro de unos 10 años tendremos los mismos problemas que en España. Me animé a escribir esto luego de leer el posto de Bruno Moreno sobre la fiesta del Corpus en Madrid. Y me di cuenta de que aquí también estamos llegando a esos niveles.

La fiesta del Corpus Christi ya desde hace años que fue quitada del calendario civil en Paraguay. Y con ello, se ha eliminado de la memoria del pueblo católico fiel la imagen de la certeza de la fe en la Presencia Real. Y lo peor de todo no es eso de que el gobierno haya sacado la fiesta de Corpus Christi del calendario civil, lo peor es que nadie hace nada como si no fuera realmente importante. Parece como que los fieles católicos en Paraguay han perdido la fe en Cristo presente en la Eucaristía. Y esto no es un exagero. Ya escuché a más de uno comentar la locuras que le dijo algún sacerdote en la confesión respecto a los sacramentos.

Pero, como bien dijo Bruno, no es que nos marginen a los católicos de la vida pública, sino que nosotros mismos nos marginamos de la vida pública porque creemos que es un terreno demasiado sucio para nosotros. Lo que lograremos será que finalmente nos arrinconen a las iglesias (si es que nos dejan tener alguna) y nos prohiban de hablar siquiera de nuestra fe.

Hace falta buenos católicos nuevamente que se influyan en la vida pública y política de esta nación y en muchos otros países. Y si hay que perder la vida, pues para eso estamos.

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Acerca de mí

Soy Sacerdote, misionero de la Comunidad Misionera de Jesús.


El lema de mi Comunidad y el mío personal es:
Ad omnia semper paratum
(Estar dispuesto siempre y para todo).


Mi mayor deseo es ser luz del mundo: Vos estis lux mundi (Vosotros sois la luz del mundo)


Comunidad Misionera de Jesús
www.CMJesu.org
2009