Somos lo que somos

Verdaderamente vivimos la "dictadura del relativismo" donde siquiera sugerir la existencia de verdades absolutas e inmutables es ya considerado un ataque feroz a la nueva virtud social del "pluralismo".

Que no se le ocurra a nadie decir en voz alta cosas como: "Existe una verdad que no puede ser error al mismo tiempo y que es igual para todos" que ya sentirá la primera piedra llegándole inmediatamente. Y es que, como decía un formador mío, llegamos ya a estos niveles de delirio donde en nombre de la libertad -mal entendida obviamente- dejamos a cada uno pensar lo que quiera y como quiera aunque sea ridículo, irracional o -incluso- inmoral: "Déjale, pobrecito, que haga lo que quiere, si es que le gusta y le hace feliz". Catastrófico. En el futuro no podremos siquiera impedir a nuestros hijos que se suiciden porque esto sería obstruir su libertad.

Ahora en mi país (Paraguay) quieren y empujan la nueva ley del "matrimonio" homosexual, ante el cual -obviamente- yo siento verdadera de repugnancia intelectual pues, como conozco algo de latín, no me cabe la menor duda de que cuando escucho la palabra "matri", que viene de "mater", debo pensar en mujer o madre. No me cabe en la cabeza tener que llamarle "mamá" a alguien que me va a decir después: "Podés comprarme crema de barbear que hace días no me afeito". ¡Huy, mamá! Un hombre no puede ser madre, y el matrimonio necesita de una o no lo es.

Claro, esto me valdrá, como siempre, el calificativo de homofóbico -neologismo absurdo inventado por estos prójimos-, prejuicioso e intolerante. Pero debo decir que prefiero ser razonable y lógico antes que por pluralista ir contra las leyes de la recta razón y de la naturaleza.

No se hasta donde esto irá, y espero que no sea tan lejos, pero no creo que la factura que nos pase la naturaleza por este grave error sea muy barata. Nos la va a salir muy caro.

Si al menos algo podemos hacer es no quedar callados, sino alzar nuestras voces a como de lugar, y reaccionar a tiempo. No sea que una vez consumado el asalto a nuestras instituciones tradicionales que siempre demostraron su real enteresa y justicia, terminemos arrepintiéndonos de no haber hecho lo suficiente.

Y si hay que derramar sangre por la verdad, hay que hacerlo. ¿O acaso Cristo no se dejó crucificar porque en nombre de la verdad no pudo aceptar el "pluralismo" de que cada uno haga lo que quiera?

Lo que es es lo que es.

Les recomiendo para esta nota: somosfamiliasomosparaguay.blogspot.com

Acerca de mí

Soy Sacerdote, misionero de la Comunidad Misionera de Jesús.


El lema de mi Comunidad y el mío personal es:
Ad omnia semper paratum
(Estar dispuesto siempre y para todo).


Mi mayor deseo es ser luz del mundo: Vos estis lux mundi (Vosotros sois la luz del mundo)


Comunidad Misionera de Jesús
www.CMJesu.org
2009